Pasa, ponte cómoda y suelta el disfraz.
Olvida el scroll, las prisas y el postureo que huele a baratija de curso exprés.
Esto está cocinado a fuego lento, como ese cocido que te tumba la tarde…
porque emprender sin descanso también revienta.
Sabemos lo que es currar con las pilas en modo reserva, con ilusión y vértigo en la misma coctelera.
Esto va por ti.
La que está hasta el moño,
la que sigue queriendo hacerlo bien aunque el cuerpo pida tregua.
La que no quiere convertirse en otra influencer de saldo para vender un sueño que ni duerme.
Aquí no hay días fijos, ni filtros, ni fórmulas.
Pero cuando llega… este correo te sacude el alma (y el negocio).
Porque lo random no se planifica.
Se siente.
No te vamos a prometer PDFs que no vas a leer.
Ni descuentos que caducan antes de que respires.
Solo correos que llegan cuando menos te lo esperas, pero justo cuando más los necesitas.
A veces traen ideas. A veces broncas. A veces magia.
Si te apuntas, que sea porque algo dentro de ti dice:
«aquí va a pasar algo bueno.»
Hay días que te levantas dispuesta a comerte el mundo…
y terminas mirando la pantalla como si fuera un jeroglífico egipcio en japonés.
El algoritmo se hace el sueco, el WhatsApp escupe notificaciones como un gremlin poseído
y tu cabeza, en modo jukebox, repite:
“llegas tarde, no das la talla, esto no arranca.”
Y ahí estás.
Malabareando facturas, curro, vida y ese proyecto que pesa como una mochila de piedras en cuesta arriba.
Emprender así, sin red, sin mapa y con más dudas que certezas,
es un puto número de circo donde la soledad es la única que no falla.
Aquí no vendemos humo.
Ni fórmulas mágicas con asteriscos en letra pequeña.
Aquí se curra contigo.
Con lo que eres. Con lo que hay. Con lo que sueñas.
Nos movemos por webs, redes, automatizaciones, campañas, copys con alma…
pero sobre todo, nos movemos contigo. A tu ritmo. Sin ahogos.
Porque emprender no debería costarte la salud mental. Ni el alma. Ni la alegría.
Olvida la cuerda floja. Aquí hay red. Aquí hay equipo.
Y sí: si estás perdida, si no sabes por dónde empezar… has llegado.
Esto no es solo una web.
Es tu piso franco. Tu trinchera con flow. Tu rincón sin filtros.
Y esa canción que suena de fondo no es decorado.
Es un grito. Es un baile. Es un “aquí no se finge más”.
Respira. Y prepárate. Esto recién empieza.
Aquí no venimos a marearte con “tenemos todos los servicios del mundo mundial”.
Venimos a recogerte cuando llegas hecha polvo, después de
currarte reels que no ve nitu madre y
funnels que te quitan las ganas de vivir.
Este es el sitio donde las piezas por fin encajan y algo, por fin, tiene sentido.
No prometemos que te vas a forrar de la noche a la mañana.
De esos vendehumos hay a patadas.
Aquí lo que sí vas a hacer es
dormir mejor, sabiendo que
alguien se ha tomado en serio tu proyecto, tu voz y tus ganas de mandarlo todo a la mierda… menos tu negocio.
Estás en modo “no sé ni por dónde empezar con mi vida digital”. Tranquila. Nos sentamos contigo —con café, vino o birra si hace falta— y cocinamos un plan que no te dé alergia ni cara de Excel en lunes.
Montamos el marketing para que funcione mientras tú haces vida. Sí, vida: dormir, tener tardes libres o ver una serie sin pensar en funnels. Porque estar en todas partes suena bien, pero quema más que el sol de agosto en terraza sin toldo.
Escribimos, grabamos, diseñamos y publicamos con intención. Nada de “contenido de valor”. Hablamos de contenido que vale para algo.
Publicidad sin sustos. Funnels que no apestan a gurú. Estrategias que suenan a ti, no a infoproductora con síndrome del micrófono. Aquí te ven… y te entienden.
Textos que suenan a persona, diseños con nervio y contenido que no parece escrito por ChatGPT en modo oficinista. Nada de “contenido de valor”. Aquí hablamos de contenido que valga la alegría, no solo la pena.
Con nuestra Auditoría Zorra sacamos la linterna (y el colmillo). Te enseñamos qué funciona, qué no, y qué estás haciendo solo por miedo, como cuando guardas facturas en un cajón esperando que se disuelvan solas.
Tenemos packs tan zorris que deberían venir con cascos de seguridad y purpurina en spray. Tú eliges el tuyo, te sientas, y nosotras lo montamos. ¿Quieres dejar de sobrevivir a tu proyecto y empezar a disfrutarlo? Hablamos ya.
No estás rota. Solo estás intentando hacerlo todo tú sola.
La Zorra Rosa
Nos ocupamos de tus redes para que no vivas pegada al móvil como una lapa.
Contenido con intención, ritmo que no agobia y publicaciones que suenan a ti, no a anuncio de yogur motivacional.
¿Quieres dejar de publicar por obligación y tener un feed que te dé gustito solo de mirarlo?
Primero miramos con lupa lo que ya tienes (sin juicio, pero con ojo fino).
Luego te montamos un plan con cabeza, no con humo.
Y si quieres, nosotras hacemos el resto. Tú respiras. Nosotras le damos vidilla.
¿Tienes tienda a pie de calle? Vamos al grano.
Ficha de Google, textos con gancho y, si hace falta, una web que no dé pereza.
Para que te encuentren los que pasan por tu puerta, no solo los que te cotillean en Instagram.
Porque los de dos calles más allá también pueden ser tus mejores clientes.
Una landing que habla claro, sin rodeos ni palabras rimbombantes.
Automatización justa. Correos que acompañan, no atosigan.
Aquí vendemos sin agobiar y sin disfrazarnos de teletienda.
Newsletters, blogs, webs…
Palabras que suenan a ti, sin disfraz, sin copia barata, sin fórmulas recicladas de “5 tips para no sé qué”.
Aquí no escribimos para el algoritmo. Escribimos para personas reales, con vida, scroll y poca paciencia para tonterías.
Campañas que no prometen castillos en el aire, pero sí resultados con cabeza.
Aquí hay estrategia, control y seguimiento.
Nada de brilli-brilli sin control.
Esto va de poner el dinero donde toca y que se note.
Tu web bien cuidada, sin sustos de última hora ni mensajes raros que te hacen sudar frío.
Actualizaciones, arreglos y vigilancia para que todo funcione como debe.
Tú a lo tuyo. Nosotras al teclado.
Aquí no se rompe nada (si podemos evitarlo).
Páginas que se entienden, se ven bien y cargan rápido.
Ni fuegos artificiales ni minimalismo que da sueño.
Diseño bonito, claro, con mensaje, para que digas: “esta web sí soy yo”
¿Quieres un poco de todo sin menús cerrados ni presupuestos con letra pequeña?
Lo hablamos. Lo mezclamos. Montamos algo que encaje contigo sin florituras.
Cero extras absurdos. Cien por cien sentido. Y mucho flow.
Porque hace falta ser muy zorra —en el mejor sentido— para plantarte y decir:
“Hasta aquí. Mi negocio no puede depender de mí 24/7.”
Es astuta, no da un paso sin estrategia.
Es rápida, pero no va corriendo como pollo sin cabeza.
Es sigilosa, eficiente y sabe cuándo atacar y cuándo observar.
No se vende al mejor postor: elige bien dónde, cuándo y con quién invierte su energía.
Y si es rosa… porque sí.
Que podría ser otra, también.
Pero no molaría tanto.
No nacimos emprendedoras. Ni líderes. Ni gurús. Nacimos humanas. Currantas. Unas veces valientes, otras con la toalla en la mano a punto de tirarla.
Dos mujeres —Idoya y Pamela— que no se conocían de nada y, sin embargo, tenían algo en común: las ganas de dejar de fingir.
Nos encontramos en mitad del caos: curros de mierdi, clientes con exigencias de reality y jefes con el ego por las nubes. Ahí, entre pantallas, nació algo que ni sabíamos que estábamos buscando. Una amistad real. De las que no se explican. De las que no compiten. De las que se agarran fuerte cuando todo lo demás falla.
Y claro, con esa base, ¿cómo no íbamos a montar algo?
Pero La Zorra Rosa no salió de un business plan con posits de colores. Salió de la rabia. De las veces que nos dijeron “calla”, “así no”, “mejor encajas”. Salió del hastío de tener que elegir entre ser nosotras o ser profesionales. Aquí no hay elección. Aquí se puede ser ambas cosas.
Porque somos muchas. Las que sostienen el mundo en silencio. Las que emprenden desde el cansancio. Las que están hartas de fórmulas mágicas y quieren verdad, aunque escueza. Las que ríen con ganas y lloran sin esconderse. Las que no piden permiso para ocupar espacio.
Este manifiesto es para ti, que has sentido que no encajabas, que te han hecho creer que eras demasiado o no suficiente. Aquí no hay medidas estándar. Aquí celebramos lo raro, lo intenso, lo que no cabe en etiquetas de LinkedIn.
La Zorra Rosa no es una marca. Es un lugar. Un refugio. Una trinchera con purpurina donde caben las contradicciones y los días de mierda. Donde la estrategia se hace con alma y las decisiones con tripa.
Si has llegado hasta aquí, no es casualidad. Es porque algo dentro de ti también quiere decir basta. También quiere hacerlo distinto.
También necesita saberse acompañada.
Y nosotras, Pamela e Idoya, estamos aquí para eso. Para recordarte que puedes. Que no estás sola. Y que lo que llevas dentro, por fin, tiene un lugar donde encajar.
Bienvenida a La Zorra Rosa.
Donde ser tú es el único requisito.
No tienes un negocio. Tienes un marrón con redes sociales.
La Zorra Rosa
Esto no es autoayuda.
Ni tips para “ser tu mejor versión”.
Es un callejón con eco: lo que decimos resuena.
Aquí hay chismes con fondo, cultura pop, ironía fina y verdades sin maquillaje.
No somos gurús ni influencers: somos mujeres que rajan, conectan y se ríen del caos.
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Y si no lo están… nos los quedamos igual.
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